martes, 16 de noviembre de 2010

Características de las personas codependientes
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
Sabines Jaimes
Autora: Lisbeth González Gómez

Relaciones interpersonales: los codependientes también llamados dependientes emocionales tienen una fuerte necesidad de aprobación externa. Viven constantemente pensando en el ¿Qué dirán? Y asume frecuentemente que la gente habla de ellos o les envidian. Hay una frase de Octavio Paz (1797) que resume elocuentemente esta situación: “Para que pueda ser, he de ser del otro, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”
Este tipo de personas generalmente muestran una actitud de extrema complacencia y generosidad, y muy poca o nula asertividad, pues piensan que siendo sincero ante el otro  haciendo valer sus derechos con convicción y respeto es un total absurdo. Incluso les atemoriza expresar abiertamente sus ideas y sentimientos, por miedo a ser rechazados y criticados. Utilizan lo que Castelló Jorge denomina: rumiaciones: quejas regulares de que los otros no le brindan la suficiente atención y aceptación que se merecen.
Piensan que todos deben quererle y prestarle atención; pues para el dependiente emocional esto es vital. Sabemos que esto es imposible, hay un dicho popular que reza: No somos moneditas de oro para caerle en gracia a todo el mundo. Incluso existen lideres religiosos, sociales, espirituales, que aún y cuando han transformado con sus ideas y acciones el destino de la humanidad despiertan aversión en algunos, tal es el caso de Jesús, Ghandy, Papa Juan Pablo II, Mandela, Martín Luther King… Por lo que es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la gente, a veces en forma grave. Así es la humanidad, estos son los impuestos que se pagan por estar vivos, algo que simplemente no se puede evitar.
 El individuo que sólo se siente feliz buscando el apoyo y aceptación de los demás se derrumba en caso de no conseguirlo. Es entonces, cuando empiezan a funcionar las fuerzas autodestructivas. Del mismo modo, cuando la búsqueda de aprobación se convierte en una necesidad, se entrega un trozo de si mismo a la persona exterior cuyo apoyo es imprescindible para sí. De llegar ese tercero a desaprobarlo lo inmoviliza, aunque sea levemente. En este caso es como si hubiera elegido colocarse su propia valía como un adorno en la manga para que la gente te la sobe o no te la sobe según le parezca.
Estos se sienten bien en su interior si los demás le administran alguna dosis de alabanza. La necesidad de aprobación de otra persona esta mal, pero se llega al verdadero problema cuando esta necesidad se convierte en una garantía de apoyo, de toda la gente para cada acción emprendida o que se haya cumplido. Si se sufre este tipo de necesidad el individuo se expone a sobrellevar muchas miserias y frustraciones en su vida. Y lo que es peor aún, estará incorporando una imagen de persona inexistente que acabará en el tipo de autorrechazo, generando un callejón sin salida que no aporta ningún tipo de beneficio o impide la realización personal. Ya Dyer, Wayne (1976) nos advertía:” la necesidad de aprobación de los demás equivale a decir, lo que tú piensas de mí es más importante que la opinión que tengo de mí mismo”
  Por otro lado el dependiente emocional les atrae las relaciones exclusivas y parasitarias: quienes de algunos de nosotros no ha conocido a la joven adolescente que en sus tiempos de liceísta se enfurece con la amiguita por permitir que una tercera entre a formar parte del grupo, donde antes eran solo dos. Sólo por puro celo, ya que la enfurecida amiga verá a la tercera como una intrusa que le impide la exclusividad de ser la única, oída, admirada y querida por su amiga, motivo este que llevará a la ruptura de la amistad. Esto sucede mucho en los codependientes, la necesidad de estar con el otro llámese amigo(a), pareja hijo(a), padre, madre… es anhelo avasallante, prioritario, adictivo, tal y como, el drogadicto ansia la piedra, marihuana, coca para mantenerse eufórico y feliz. Así el dependiente emocional necesita  del otro o de la otra en cualquiera de sus acepciones para sentirse bien. De lo contrario siente que muere, que le falta algo, es un vacio existencial.
Si de la relación de pareja se trata la larga lista que pudiéramos enumerar de apego ansioso serían interminables. Llamar a la pareja con frecuencia para ver ¿qué esta haciendo? o ¿con quién está?  Revisar su celular o su ropa interior cuando llega a casa, no permitirle tener amigos, negarle que visite a su familia…con la excusa de su amor y preocupación por esta. ¿Sería una deslealtad ser de otra manera? Para estos dependientes si que lo es. Todas las actividades hasta las más elementales desean realizarla en compañía de su media naranja. Si estos no están, ellos sienten que son seres inertes: piensan, ven y oyen a través del otro y no de sí mismo. Lógicamente a la larga esto se convierte en un boomerang, en cualquier relación disfuncional de pareja el controlador se siente tan mal o peor como el controlado.
Chatier, Emile decía: “El espíritu no debe ser jamás sometido a la obediencia”… nacemos para ser libres, eso no significa ser irresponsable o libertino respecto a sus seres queridos y a sus compañeros. Realmente, incluye la libertad de elegir las opciones que se ofrece para ser responsables. Pero en ninguna parte figura la orden taxativa de que uno sea lo que los demás quieren que sea, cuando los deseos ajenos entran en conflicto con lo que una quiere para sí. Es decir; se puede ser responsable y libre. La mayoría de los codependientes si no todos utilizan la manipulación haciéndole creer que el otro(a) es un egoísta para tratar de ejercer cierto grado de autoridad sobre la vida del otro y al pretender convencerle, lo que en realidad busca es protestar ante las amenazas que surge para las influencias que le habría permitido cultivar en el otro(a). Si la persona se siente egoísta, habrá contribuido a que se sienta también culpable inmovilizándolo de nuevo. El filósofo clásico Epitecto escribió: “Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo”. Que hermosa y espectacular frase digna de copiar.
Por otro lado podemos referir parafraseando a Don Juan Carlos Castañeda que: “El adicto afectivo no es precisamente impecable a la hora de optimizar y utilizar su energía”.  Según Riso, Walter (2004). “Los activos dependientes pueden volverse celosos e hipervigilantes, tener ataques de ira, desarrollar patrones obsesivos de comportamientos, agredir físicamente o llamar la atención de manera inadecuada”. El repertorio de estrategias retentivas, de acuerdo con el grado de desesperación o inventiva de apegado, puede ser disperso, inesperado y especialmente peligroso. El goce de la vida se reduce a una mínima expresión: La del otro. Es como tratar de comprender el mundo mirándolo a través del ojo de una cerradura, en vez de abrir la puerta de par en par.
Riso Walter nos da una explicación en su libro amar o depender: Cuenta que un señor de 52 años separado y vuelto a casar, habría desarrollado una paranoia afectiva (celos) por miedo a que su esposa, quince años menos y muy atractiva, le fuera infiel. Con el tiempo, las estrategias retentivas se habían convertido en un verdadero arsenal de espionaje y control: detectives, grabaciones, prohibiciones y alguna cachetada de vez en cuando mantenían controlada y  atribulada a la proclive señora. Ella quería liberarse y estaba dispuesta a escapar ante la primera oportunidad. Como suele ocurrir en estos caso, tanta persecución lograron que ella lo dejará por otro; el detective que su propio marido había contratado. Nadie sabe para quien trabaja.
Otra característica según Castelló, Jorge (2006) en los codependientes es su anhelo de tener pareja. Existen mujeres que sienten que si no poseen un marido al lado, no son mujeres. Limitan su valía personal sólo a su relación de pareja. Una mujer emocionalmente  inteligente sabe que no solo vale por ser  pareja de alguien, amiga de alguien. Simplemente vale porque es, por ser, por existir. Dios nos creó seres únicos, no hay otro como yo. Ni lo habrá jamás. Para un dependiente emocional tal aseveración no existe en su disco duro. Conozco de cerca a una dama que su pareja la rechazaba constantemente, inclusive llegó a decirle que era fea, poco deseable, mala amante, además de otros epítetos negativos. El marido se fue para nunca más volver. Logró estar sola un mes, porque al poco tiempo ésta sin haberse divorciado de su esposo ya se había empatado con un compañero de trabajo que conocía desde hacia mucho tiempo y que casualmente también había sido humillado, vejado y maltratado por su ex pareja. Pero, lo interesante del asunto es que el compañero actual de esa dama, contaba que no sabe como llegó a unirse a ella, sólo recuerda haberla oído en sus problemas como un amigo, lo cual ella tomo como si este estaba interesado en ella. La citada dama no se permitió cerrar el ciclo, vivir el duelo, buscar ayuda terapéutica ante la decepción y el trance vivido si no que inmediatamente salió en la búsqueda de otro bastón dependiente. Dios los cría y el diablo los junta.  Lo cierto es que hoy están juntos viviendo de nuevo una situación de dependencia, más que un verdadero amor.
La excesiva euforia que le brinda el tener a alguien al lado por el afecto que le brinde, sea al costo que sea, se manifiesta como el caso anterior en expectativas irreales de formar pareja, con alguien a quien no conoce bien, o en su injustificado encumbramiento. Así mismo estos dependientes adoptan posiciones subordinadas en las relaciones que se pueden calificar según Castelló Jorge (2006) de asimétricas. Se les denomina así porque hay uno que desprecia, humilla, maltrata, gobierna al otro que pareciera disfrutar del maltrato, desprecio y humillación con tal de mantener la relación.
 En ciertos individuos loa búsqueda de estabilidad está asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. De hecho se oye con mucha frecuencia oír a las personas: Prefiero un mal matrimonio, a una buena separación, más vale viejo conocido que viejo por conocer. Ese lenguaje que es parte del ideario colectivo y que muy acertadamente estudia la P.N.L nos dice mucho de ese miedo al abandono y ese apego a la estabilidad. Ocurre con frecuencia que el ser humano en vez de afrontar sus problemas, lo evada a través de los mecanismos de defensa y para un codependiente es usual por ejemplo que tienda a justificar y racionalizar su problema no sólo para disfrazarse u engañarse a sí mismo; si no también ante los demás. Riso Walter (2004) comenta ante esto: “El autoengaño puede adoptar cualquier forma con tal de sujetar a la persona que se dice amar: sesgamos, negamos, justificamos, olvidamos, idealizamos, minimizamos, exageramos, decimos mentiras…cultivamos falsas ilusiones”. De ahí que la esposa codependiente de un marido alcohólico que la golpea y ofende verbalmente se justifique ante los demás bajo estos términos. - Él no es malo, es que me ama demasiado, y él prometió no pegarme más.
La esposa codependiente de una pareja con adicción  los estupefacientes intentará no afrontar el problema con excusas de este tipo: - Yo no puedo abandonarlo, pobre que será de él y de mis 5 hijos. Justificativos para no afrontar el problema. En estos países latinoamericanos se usa mucho la racionalización a través del pensamiento Mágico- Religioso: “Esa mujer le echo una brujería a mi marido por eso me dejó”. Es importante destacar que tal y como afirma Castelló: Dicha subordinación es un medio my no un fin. Para el codependiente este puede ser altruista, tal es el caso de la madre de un homosexual, de un drogadicto u alcohólico. Ya el hecho de estar unido por ese nexo biológico de la madre con su hijo lo hace abnegado. Pero, en el dependiente emocional se da, se soporta; para recibir atención, cariño, afecto…Próximamente estaré escribiendo la II parte de este apasionante tema
Lisbeth González Gómez. Magister en Educación. Mención Orientación       
       

1 comentario:

  1. Hola Lisbeth:

    Respondo a tu debate: "Características de las personas codependientes".

    Me ha llamado la atención el título. Fui operado de un 'astrocitoma pilocitico', o sea de un tumor del SNC, justo debajo del hipotálamo -de 4,4 cm- permaneciendo una bradipsiquia y una parte que no 'limpiaron' para no quitarme la visión. Soy dependiente absoluto permanente.
    La enfermedad nerviosa es cuando los impulsos que mandan los nervios a través del 'circuito' corporal, esta siempre -o casi- en función, nunca descansa, por cualquier motivo -esencialmente por razones emocionales- se viven descargas no deseadas, es decir no controladas. Es como los 'tics', de día y de noche, pero menos superficiales.
    El problema es la emoción, digo yo, que noto en el vientre, porque siento tras la operación, un enorme peso que me hace perder el equilibrio, conocida como la plataforma sustentadora- en la zona sub-estomacal, en la zona solar o pletórica.
    Hay una falta importante de información por los familiares -incluso los propios médicos- que no tratan de forma adecuada a los enfermos, me refiero al trato diario. Tratar con personas que tienen dependencia emocional, y el sistema nervioso descompensado (falta de equilibrio entre Sol y Luna) no es cosa de tontos, y hace falta mucha mucha mucha bondad. Dejar los egos y soltar solo el amor que todos poseemos. En fin, quisiera poder hacer algo para prevenir este tipo de problemas.

    ¿Qué crees tu que pueda hacer, ya no para mi, si no para todos que padecen y no son comprendidos?

    Es tal como siento el tema, perdóname si he cometido algún error médico.


    Con toda mi luz y amor,

    Jordi

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