Seis Sombreros para pensar y reflexionar temas humanos:
Si actúas como un pensador te convertirás en uno de ellos
Edward De Bono
Usualmente en clase los docentes sólo se detienen a repetir el saber que dictan, promoviendo la educación memorística, repetitiva, sin argumentación, poco analítica. Los niños y jóvenes de hoy superan a las generaciones anteriores en el rápido uso y manejo de la tecnología. Razón esta que llevo a Gardner Howard (1998) a sustentar como un tipo de inteligencia: La virtual, esa que estas generaciones manejan con destreza.
Hace unos días me asombraba oír a una pequeña de 6 años cuando refería que no le gustaba ir a la escuela, porque allí lo que enseñaban eran puras tonterías. En efecto cuando revisé sus apuntes entendí su argumento. Eran lecciones de clase tediosas, sin conexión con la realidad, sin creatividad y sin el ingenio que necesitan nuestros niños y jóvenes para enamorarse de la escuela y sus maestros. La educación media tampoco está alejada de esta realidad. Sé de muchos adolescentes que prefieren quedarse en el computador o sencillamente dormir antes de ir a clase. No hay pasión, curiosidad y motivación que los empuje con vehemencia y propósito al acto de aprender. En mis 11 años de experiencia como educadora, mi preocupación incesante ha sido ¿Qué puedo llevar mañana a mi clase que pueda interesar a mis estudiantes? El acto de educar no dista mucho que el de amar. La rutina y la inconformidad acaban con el amor por el estudio. La admiración es premisa fundamental para que ese amor platónico y genuino germine en aquel estudiante que desea escuchar, aprender y entender a su maestro porque lo admira y aprecia.
Lo anteriormente expuesto es razón suficiente para que nos replantemos cada día el acto de enseñar. En esta oportunidad traigo una técnica valiosa para ejercitar en clase algo distinto que impulsa a los educandos a detenerse en un abanico de posibilidades y respuestas en torno a un planteamiento determinado. La misma está inspirada en el libro de Edward de Bono (1990). Los seis sombreros para pensar.
Primero que nada se organiza a los jóvenes en grupos de no más de 5 estudiantes. Para que formen seis equipos. A cada uno se le asignará un color determinado. Este se describirá en una tarjeta con las características propias del mismo. Veamos:
Sombrero Blanco: Es neutro y objetivo. Se ocupa de hechos objetivos y cifras.
Sombrero Rojo: Sugiere ira, furia y emociones, es avasallante y apasionado. Este sombrero da el punto de vista emocional.
Sombrero negro: Es triste y negativo. Este cubre los aspectos negativos: Por qué algo no se puede hacer.
Sombrero amarillo: Es alegre, positivo, optimista y cubre la esperanza y el pensamiento positivo
Sombrero verde: Es césped, vegetación y crecimiento fértil, abundante. Indica creatividad e ideas nuevas.
Sombrero azul: es frio y también el color del cielo, que está por encima de todo. Este se ocupa del control y organización del procedo del pensamiento.
Ese día los estudiantes asistirán a la clase trajeados con una franela y sombrero del color asignado. Se abrirá el debate ante una interrogante o polémica determinada, ante la cual ellos disertarán asumiendo las características propias del color asumido. Para finalmente exponer sus posturas. La docente fungirá como facilitadora, en ningún momento podrá emitir juicios. Sólo les recordará a los participantes asumir la postura del color previamente convenidos…
Los temas a discutir pueden ser diversos, sugeridos por los adolescentes o niños, relacionados a alguna dificultad que pudieran estar atravesando en el grupo, familia, comunidad, amigos o la institución escolar y que pudiera estar afectándolos, al mismo tiempo que pudiera motivarlos a la discusión.
Algunos temas que pudieran Debatir:
La división entre pares en el aula, el sexo en el noviazgo, la violencia en la escuela y la familia, la apatía por el estudio, el uso de la droga y el alcohol entre adolescentes, la relación con los padres, la presencia de un padre o madre sustituta en el hogar, el divorcio, el suicidio en los jóvenes, la rebeldía en los párvulos, loa vestimenta en los jóvenes… y pare de contar
La idea es que al final después de haber debatido intensamente desde todos los ángulos posibles, los participantes puedan darse cuenta que no existe una verdad absoluta, si no maneras relativas de acercarse a esa realidad y que en la mayoría de los casos las discrepancias surgen ante el hecho de que nos colocamos diferentes sombreros para asumir los diferentes conflictos que se nos presentan el actuar cotidiano.
Esta técnica pudiera estar acompañada de la sugerida por Machado, Luis Alberto acerca de buscar lo positivo, negativo e interesante de ese argumento desde la postura de cada sombrero. Te sorprenderás de las respuestas e intervenciones, aprenderás mucho de tus estudiantes y al final podrás entender muchas de sus actuaciones. Al terminar dependiendo de la situación podrás realizar un compartir en un espacio abierto.
Lisbeth González Gómez. lis.g.g@hotmail.com
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